Conoce la coliflor
La coliflor destaca por su alto contenido en agua (89%), minerales (potasio y calcio, principalmente; aunque también magnesio en menor proporción), vitaminas (vitamina C o ácido ascórbico, ácido fólico y niacina) y fibra.
El consumo de esta hortaliza aporta abundantes cantidades de antioxidantes, por lo que favorece la prevención de varios tipos de cáncer, entre los que se destacan el de boca, faringe, laringe y estómago. Por su alto contenido de compuestos azufrados es recomendable para la salud de las vías respiratorias.
¿Cómo conservarla y utilizarla?
Como seguro que ya sabes, la coliflor pertenece a la familia de las crucíferas a la que también pertenecen otras verduras de temporada como el brócoli o la kale. Por ello, su forma de conservación es similar, lo que significa que debemos guardar la coliflor sin lavar en bolsas de plástico perforadas dentro de la heladera (en los cajones menos fríos). No obstante, también podemos congelarla si antes la escaldamos durante al menos 3 minutos.
La coliflor puede consumirse cruda en ensalada o cocinarse para preparar múltiples platos: al vapor, asada, frita, rebozada, estofada, hervida o gratinada, como acompañamiento de otros platos (de pescado, legumbres o arroz, por ejemplo), o como ingrediente de una deliciosa menestra de verduras. Incluso puede formar parte de una original tortilla.
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